Los teléfonos inalámbricos nacieron por la exigencia de moverse sin ataduras al hacer una llamada de teléfono y poder realizar otra acción a la vez: apagar o encender la tele, cerrar la ventana de cualquier otra habitación diferente de donde estuviera el teléfono, entre muchas más. El desarrollo de este objetivo fue tomado por la compañía LM-Ericsson.
Se compone por dos elementos:
El teléfono inalámbrico funciona con baterías recargables que, en casi todos, se suelen cargar cuando no lo utilizamos y lo depositamos en la base.
Los teléfonos de sobremesa son los clásicos de toda la vida, alámbricos, que han evolucionado en diseño y prestaciones: